sábado, 1 de diciembre de 2012

Y TÚ QUE NO LLEGAS...




Esta casa es distinta a las demás. Cada cierto tiempo su piel se transforma.
Primero comienza por decolorarse, luego se envejecen sus paredes y fachada, algo raro se desprende lentamente como caspa cósmica.
Por las noches sus hondos suspiros atraviesan los cuartos. Su melancolía es inaudita, la puedes sentir al traspasar el umbral cuando llegas. Un escalofrío te recorre y  te comprime el corazón.  Me he acostumbrado a vivir en ella desde tiempo muy remoto, nos toleramos mutuamente a pesar de su historia, y de que de vez en cuando alguien, desaparece.
Noche a noche pienso, será la última de su existencia o de la mía. Que al despuntar el alba se desintegrará en un solo montículo de polvo.
Un susurro impregna la casa, cual un presagio me indica que algo comienza a ocurrir en ella. Es como si tratara de advertírmelo,  entonces, vago por los pasillos con los oídos cubiertos hasta que pasa su crisis. Después, me sorprende cualquier amanecer con una frescura insospechable, un halo de alegría penetra mi espíritu. Pronto descubro nuevos colores en sus paredes, pasillos y piezas, todo indica que ha vuelto a la vida. Podría jurar que el tiempo ha retrocedido, yo mismo me siento renovado, joven, lleno de proyectos y  me olvido de ella enfrascado en mis propios asuntos.
Sin embargo, ella, con su vida ajena a mi mundo, me recuerda de algún modo que sigo siendo parte de sí.
Te he estado pidiendo que vengas a conocerla. Cuando el silencio camina por los corredores, sumiso como un perro, ella  avanza suave y melodiosa desde la profundidad de su laberinto y sutilmente se apodera de tu conciencia. Es maravilloso sentirla deslizarse e invadir todo tu ser. Esos momentos, te aseguro, son inolvidables.
Mas, cuando los cambios se producen, sus crujidos son lamentos que hielan el alma, los golpes tocan las fibras más escondidas y la congoja te sacude sin piedad. Por supuesto que esas noches son de terribles insomnios, nada te cierra los ojos por muy soñoliento  que te halles, sus intrigantes sollozos vagan la casa entera y no hay puerta que no se abra con el estruendo de su presencia. Yo me cubro  los oídos y le suplico que se calme.
Hoy desperté sobresaltado, algo muy extraño se aproxima, lo sé, es diferente. El pánico paralizó mi cuerpo. Creo que es mi turno. Mucho tiempo me ha estado soportando, y es que siempre, alguien, ocupa mi lugar. Pienso que debes venir de inmediato. Si no llegas pronto, tal vez no me halles.
Ya está empezando a envejecer, sus paredes se desmoronan en un solo quejido de dolor... Necesita su alimento... Y tú que no llegas...






8 comentarios:

  1. Me sobrecogió el cuento....porque, me pasó algo similar con la casa que se vendió en Punta Arenas...donde viví hasta los 13 años. Siempre mantengo la nostalgia de mi tierra y, me imagino que, cuando ELLA se quedó sin nosotros, sintió lo que tú narraste.
    Saludos PILAR

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  2. Gracias Pilar por tu comentario, y que bueno que te trajo esas memorias la lectura de mi cuento. Cariños de Marianela.

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  3. Íntimo, bien narrado e interesante tema: La soledad, que mancha todo de tristeza y angustia, sobre todo en la espera. "Y tú que no llegas" es un poema en donde esté.

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  4. Querida Amanda, es cierto, la soledad es lo que todos llevamos a cuestas aunque estemos rodeados de gente. Un cuento con un poco de misterio. Gracias por tu comentario. Cariños de Marianela.

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  5. casa embrujada, la tuya, comadre, como un fantasma en sí misma, que envejece junto a sus moradores, como si la vida se fuera deteniendo/muriendo junto con la casa, no obstante cobra vivacidad una vez alquilada nuevamente, cuando llega ese nuevo inquilino, a quien la hablante lo llama, ... y, pienso que los fallecidos en esa casa forman parte de ella, como el protagonista. besos, Ro

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  6. Así es estimada Ro, una casa que necesita alimentarse de humanos y en la que el protagonista se ha salvado de ser ingerido, pero ahora corre peligro pues... tú no llegas...Gracias por la visita, besitos de Marianela.

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  7. Que bien que te hizo pensar en esa casa,AMJ, jejeje, gracias por leer mis cuentos. besitos de Marianela

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